Es una enfermedad detectable y curable que en el país registra 10 mil nuevos casos por año. Un estudio señala las barreras que existen para incrementar el éxito en el tratamiento de la enfermedad.
El 24 de marzo fue declarado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como Día Mundial de la Tuberculosis, enfermedad detectable y curable que en algunas regiones de la Argentina constituye un importante problema de salud pública. En nuestro país, cada año se diagnostican 10.000 nuevos casos y se producen 700 muertes.
“Según las últimas estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación, esta enfermedad infecciosa que se transmite por el aire (cuando un enfermo estornuda, tose o escupe) se presenta especialmente en áreas densamente pobladas y con condiciones socioeconómicas desfavorables, como el conurbano de la provincia de Buenos Aires, donde se concentra el 48 por ciento de los nuevos casos anuales, Salta, Jujuy y (en menor medida), Santiago del Estero y Formosa”, asegura el Dr. Fernando Rubinstein, epidemiólogo y académico del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), una organización argentina sin fines de lucro que se dedica a la investigación en salud.
El tratamiento de la tuberculosis lo provee el Estado en forma completamente gratuita y consiste en la toma de antibióticos durante un período de seis meses. “Cuando se realiza correctamente, este tratamiento garantiza la cura de la enfermedad en un 95 por ciento de los casos. Sin embargo, en nuestro país la tasa promedio de éxito no supera el 75 por ciento, cifra que está por debajo de la meta sanitaria que establece la OMS, que consiste en curar al 85 por ciento de los casos diagnosticados”, explica el especialista.
LAS DIFICULTADES
“Una de las barreras importantes a la que nos enfrentamos en la tuberculosis es que tiene un tratamiento muy largo, y durante ese período, no se debe interrumpir la medicación. Más allá del problema de salud (que tiene un alto impacto en el estado general de los individuos afectados), existe un gran estigma social alrededor de esta enfermedad que, muchas veces, impacta en las relaciones personales y las oportunidades laborales de los pacientes”, opina Rubinstein.
“La adherencia al tratamiento (muchos pacientes lo abandonan) es un fenómeno complejo y multifacético y la responsabilidad le cabe tanto a los pacientes como al sistema de salud”, afirma. En este sentido, señala que es responsabilidad primaria del sistema de salud la articulación de los recursos de la mejor manera posible para garantizar la continuidad y el éxito del tratamiento en los pacientes diagnosticados, así como la detección de la enfermedad en aquellos individuos que, por diferentes motivos, no acceden a los centros de atención sanitarios.
“La falta de tratamiento no es sólo responsabilidad individual del paciente sino también un problema de salud pública”, subraya.
Estas y otras apreciaciones provienen de un estudio cualitativo que realizó el IECS en el que se entrevistó en profundidad a pacientes, familiares, profesionales de los equipos de salud y coordinadores de programas de tuberculosis de la provincia de Buenos Aires. Este estudio (que fue financiado por Fogarty International Center del Instituto de Salud –NIH- de EE.UU.) detecta algunas de las principales barreras con las que se enfrenta el sistema para mejorar la continuidad y efectividad del tratamiento de la tuberculosis.
Los puntos que se deben mejorar son:
• Extender las horas de atención en los centros de salud.
• Mejorar la implementación de los incentivos directos a los pacientes durante el tratamiento.
• Extender la participación de los supervisores del tratamiento a miembros de la comunidad o familiares.
• Evitar la sobrecarga de trabajo y el recambio frecuente en los profesionales de los equipos de salud.
• Proveer los recursos para garantizar el monitoreo del tratamiento y la búsqueda de aquellos pacientes que lo interrumpen.
• Lograr una mejor articulación con la red de atención primaria y los centros de salud para desconcentrar la atención y el seguimiento de los pacientes en los hospitales.
“A la luz de los resultados de este y otros estudios, podemos identificar factores en el sistema que nos ayuden a superar en el corto plazo algunas de las limitaciones que hoy tenemos. Así podremos evaluar nuevas intervenciones, que apunten a mejorar resultados a mediano y largo plazo. Los sistemas de salud tienen que ser dinámicos y, dentro de lo posible, responder a las necesidades de los pacientes. De otro modo, es muy difícil cumplir con nuestra parte de la responsabilidad”, concluye Rubinstein.
El Día Mundial de la Tuberculosis es un llamamiento mundial a la acción y una forma de movilizar la lucha contra esta enfermedad.
LAS CIFRAS
• 6000 personas mueren por día de tuberculosis a nivel mundial.
• En todo el mundo hay más de 2 millones de muertes por año. Por eso es la enfermedad infecciosa que ocasiona la mayor cantidad de enfermos y muertes adultas.
• Anualmente 30 de cada 100.000 argentinos presenta un nuevo caso de tuberculosis.
• Se detectan 10.000 nuevos casos por año, 48% de ellos concentrados en la provincia de Buenos Aires (especialmente en el conurbano).
• El tratamiento cura al 95 por ciento de los enfermos, pero en nuestro país el éxito del tratamiento alcanza sólo al 74% y no ha mejorado sustancialmente en los últimos 10 años.
• En Argentina, 14,5 por ciento de los pacientes que inicia anualmente el tratamiento lo abandona, con el riesgo de agravamiento de la enfermedad, la diseminación a sus contactos y la generación de resistencia a las drogas, problema muy grave en el mundo y del que nuestro país no escapa.
Fuente: OMS.
LA ENFERMEDAD EN ZONAS
Hay una importante variabilidad de la notificación de la enfermedad entre diferentes provincias y sorprendentes diferencias entre diferentes departamentos de la provincia de Buenos Aires. Las tasas más altas (van entre 10 y 80 casos cada 100.000 personas) se registran especialmente en la región noreste de la provincia, que corresponde al conurbano bonaerense.
En Argentina, el promedio global de la tasa de éxito del tratamiento es del 74% y la de abandono, de 14,5%. Como puede apreciarse en el gráfico, estas tasas prácticamente no se han modificado en los últimos 14 años, hecho que quiere decir que la enfermedad no avanzó, pero tampoco hemos mejorado en el control.
CARACTERISTICAS DE LA ENFERMEDAD
• Los grupos más vulnerables son: la población con condiciones de vida desfavorables desde el punto de vista económico y social, las personas privadas de la libertad, los afectados con VIH y otras enfermedades asociadas como la diabetes.
• La adherencia al tratamiento, la provisión continua de medicamentos, el acceso al diagnóstico y el tratamiento oportuno constituyen los principales ejes de acción en la lucha contra la enfermedad.
• Es una de las principales causas de morbilidad y muerte alrededor del mundo y constituye un problema de salud importante para América Latina y Argentina.
CV FERNANDO RUBINSTEIN
Médico de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y especialista en medicina familiar. Se graduó de Magister en Salud Pública en la División Epidemiología y Bioestadística de la Escuela de Salud Pública de California State University, EE.UU.
Fue instructor de atención primaria en medicina interna e investigador asociado en el Clinical Trial Center en la Universidad de California, San Diego, EE.UU. Ha trabajado en distintos estudios de investigación clínica y de servicios de salud.
Actualmente se desempeña como director académico del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), es el subdirector de la Maestría en Efectividad Clínica de la Facultad de Medicina de la UBA. También es miembro del Comité de Investigación Clínica del Hospital Italiano de Buenos aires, médico de planta del Servicio de Medicina Familiar y Comunitaria, donde se desempeña como coordinador del área de Investigación Clínica.
Contacto de prensa: Mariana Comolli: Tel.: (011)4777-8767 mcomolli@iecs.org.ar