El futuro es hoy

ENERO – FEBRERO 2023
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En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha revolucionado muchas industrias, incluida la atención médica.

Una de las aplicaciones más notables de la IA en la atención de la salud es la detección temprana de enfermedades. La IA puede analizar grandes conjuntos de datos y encontrar patrones que los médicos podrían pasar por alto. Por ejemplo, los algoritmos de IA pueden analizar imágenes médicas para detectar signos tempranos de cáncer de mama o cáncer de pulmón, lo que puede conducir a un diagnóstico y tratamiento más temprano y efectivo.

Otro uso de la IA en el campo de la salud, es el diagnóstico. La IA puede ayudar los profesionales de la salud en la automatización de procesos diagnósticos mediante herramientas que los liberen del trabajo repetitivo o los asista a hacer diagnósticos rápidos, dejándoles más tiempo para abocarse a los casos más complejos. Por otro lado, la IA permite el desarrollo de herramientas de triage donde el algoritmo hace una primera identificación de casos, detectando los estudios que potencialmente tienen lesiones y se los prioriza al profesional. Por último, posibilita la accesibilidad a diagnósticos en zonas donde no hay profesionales que hagan esas evaluaciones, mejorando el acceso a diagnósticos de calidad.

La IA también puede ser utilizada en la gestión de pacientes. Tiene la potencialidad de ayudar a monitorear a los pacientes en tiempo real y alertar a los equipos de salud si algo parece estar mal. También puede ayudar a personalizar el tratamiento para cada paciente en función de sus características individuales, lo que puede mejorar la eficacia del tratamiento y reducir los efectos secundarios.

Sin embargo, el uso de la IA en el área de la salud también genera preocupaciones éticas y de privacidad. Por ejemplo, los algoritmos de IA pueden estar sesgados si los datos utilizados para entrenarlos son incompletos o no representan adecuadamente a la población en su conjunto. Además, los datos de salud son extremadamente sensibles y deben ser protegidos adecuadamente para evitar violaciones de privacidad.

En conclusión, la IA tiene un gran potencial para transformar la atención sanitaria, desde la detección temprana hasta el diagnóstico y la gestión de pacientes y hasta incluso puede ayudar a los políticos a comprender mejor los problemas y las necesidades de sus comunidades, analizando datos de salud de una población y determinando qué medidas de salud pública son necesarias para mejorar su salud, siempre con los recaudos éticos y de privacidad.

En esta línea, desde el Centro de Innovación e Implementación en Políticas de Salud (CIIPS) del IECS nos propusimos el desafiante proceso de crear un Centro de Inteligencia Artificial y Salud para América Latina y el Caribe (CLIAS), a través de un grant otorgado por el International Development Research Centre (IDRC), que durante los próximos años impulsará el desarrollo y la difusión de soluciones responsables de IA que mejoren el acceso, atención y calidad de los servicios, así como la toma de decisiones individual y de políticas públicas, comenzando por las áreas de salud sexual, reproductiva y materna.

Las herramientas de IA ya existen y son parte del futuro, pero deben ser utilizadas responsablemente, con un diseño centrado en las personas y con el objetivo de ayudar a los decisores y a los equipos de salud a mejorar el acceso y la atención de la salud de sus poblaciones.

Por la Lic. Cintia Cejas, coordinadora del Centro de Implementación e Innovación en Políticas de Salud (CIIPS) del IECS.