BOLETÍN N° 122
Participamos en el desarrollo y la diseminación de la Guía de la OMS para el cuidado durante el trabajo de parto, la herramienta para el cuidado intraparto diseñada para reemplazar el tradicional partograma, que hoy en día es inconsistente con la última evidencia y el cuidado centrado en las mujeres.
En el último medio siglo, la cantidad de nacimientos por año en el mundo apenas subió un 16%. Sin embargo, la filosofía del cuidado intraparto y el parto tuvo en ese lapso grandes transformaciones.
Uno de los cambios ha sido el desarrollo y posterior promoción del “partograma” tradicional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para monitorear el trabajo de parto y gatillar intervenciones, a partir de trabajos del ginecólogo y obstetra de Harvard Emanuel Friedman iniciados en la década del ’50 que asumían una dilatación cervical “normal” de 1 cm/hora.
Sin embargo, durante la última década, se fueron acumulando evidencias de que usar esa herramienta no era un buen predictor de un buen resultado del parto, que no ayudaba a tomar decisiones y que, por el contrario, podía promover cesáreas innecesarias. Por otra parte, creció la preocupación de que el partograma se concentrara exclusivamente en aspectos clínicos, pero soslayaba otras dimensiones del trabajo de parto, como dar cuenta de si la mujer está acompañada, si puede cambiar de posición o si recibe recursos para aliviar el dolor.
En 2018, la OMS produjo una guía con 56 recomendaciones para una experiencia positiva del parto que puso a la mujer en el centro de las decisiones, tal como reflejó un editorial del Dr. Fernando Althabe, uno de los autores. En ese contexto, el consenso de los especialistas fue que era necesario actualizar el partograma. Y el mismo grupo propuso un primer borrador de lo que sería la “Guía de la OMS para el Cuidado durante el Trabajo de Parto” o LCG, por sus siglas en inglés.
Desde el Departamento de Investigación de la Madre y Niño del IECS, tuvimos desde ese momento varias instancias de participación. La primera fue una encuesta a 110 profesionales que atienden partos en 23 países para tener un feedback inicial sobre claridad, contenido y aplicabilidad de la herramienta. El segundo estudio exploró su usabilidad concreta a través de la opinión de 142 proveedores de servicios de salud que se capacitaron y la aplicaron en 1.226 mujeres embarazadas. Más del 90% reportaron que habían podido usar la guía para manejar el parto, que la habían completado y que se sentían satisfechos, aunque aportaron algunas propuestas de mejora que fueron consideradas en un proceso de revisión conjunto con la OMS. Finamente, participamos en el proceso de modificación y generación de la versión final del LCG (en inglés), que se publicó a fines de 2020.
Asimismo, desarrollamos un manual de uso de la guía y tomamos parte de tres webinars educativos destinados a su diseminación, aunque para su implementación efectiva a escala de los países es necesario que primero se adapten las guías de práctica clínica nacionales.
Es un cambio histórico que ayuda a consolidar una perspectiva centrada en las mujeres, y a ofrecer un cuidado seguro y efectivo. Nos sentimos orgullosos de haber contribuido a la iniciativa. La nueva guía incorpora, operacionaliza y propicia un abordaje más objetivo de los cuidados de apoyo dentro del monitoreo del trabajo de parto, donde los valores y preferencias de las mujeres se tienen en cuenta. Como señala un reciente comentario en BJOG: An International Journal of Obstetrics and Gynaecology, “En los últimos 50 años ha cambiado mucho la forma de proporcionar una atención intraparto respetuosa y basada en la evidencia, y esperamos que la Guía para la atención durante el trabajo de parto responda a estos avances y fomente las mejores prácticas que incluyan la promoción de una atención de buena calidad, respetuosa y compasiva para todas las mujeres, los recién nacidos y sus familias”.
Por Verónica Pingray, Lic. en Obstetricia, magister en Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud e investigadora del IECS.