¿Meros “guardianes” o modeladores? La evaluación de tecnologías sanitarias (ETS) se enfrenta cada vez más al reto de trascender su rol tradicional en la evaluación de nuevos fármacos, dispositivos o análisis para convertirse en un catalizador más proactivo de la transformación de los sistemas de salud, influyendo activamente en su configuración. El tema fue objeto de la plenaria “ETS de Próxima Generación: Abrazar el Cambio para Satisfacer las Demandas Globales”, realizada en el marco de HTAi 2025, la cumbre global que reúne en Buenos Aires a más de 800 actores relevantes en el campo de la ETS.
Abriendo la sesión, el Dr. Andrés Pichon Riviere, director general del IECS, planteó que las ETS centradas principalmente en el análisis incremental de nuevas tecnologías quizá no sean suficiente para generar cambios significativos en nuestros sistemas de salud.
“Incluso en los países de altos ingresos, observamos deficiencias persistentes en la prevención, la detección y el manejo de enfermedades, y resultados deficientes en la atención del cáncer y la salud mental. Por lo tanto, la ETS es una herramienta poderosa, pero ¿podría utilizarse de forma más ambiciosa? Quizás la ETS debería centrarse más en mejorar la implementación de intervenciones que ya sabemos que son eficaces, en lugar de concentrarse principalmente en identificar y evaluar nuevas tecnologías que podrían serlo”, postuló el Dr. Pichon Riviere.
Otra moderadora, la Dr. Wija Oortwijn, conferencista en ETS del Centro Médico de la Universidad Radboud, en Nimega, Países Bajos, argumentó que las ETS deben seguir evolucionando en función de factores como la aparición de nuevas terapias, tecnologías de salud digital, cambios en las preferencias sociales y desarrollos metodológicos, pero sin perder de vista que su objetivo sigue inalterable: fundamentar la toma de decisiones determinando el valor de las tecnologías sanitarias. “Mi punto de vista es que antes de avanzar hacia una mayor ampliación [de nuestro rol], debemos llevar a cabo nuestra función actual de manera eficaz y eficiente”, sintetizó.
Cuatro panelistas aportaron sus perspectivas. Saudamini Dabak, jefa de la Unidad Internacional del Programa de Evaluación de Intervenciones y Tecnologías de Salud (HITAP) de Tailandia, afirmó que la ETS “necesita ser ágil y adaptable para responder de manera significativa a las necesidades de los diferentes sistemas de salud”. Invitó a estar un paso adelante de las tendencias que están moldeando y transformando drásticamente nuestra sociedad a nivel global, incluyendo la medicina de precisión, la salud digital, la inteligencia artificial y el Big Data. “Esto podría implicar crear o implementar innovaciones metodológicas, pero también requiere que pensemos en los procesos y en la orientación que podemos proporcionar para que el sistema esté preparado para adoptar estas tecnologías de manera eficaz”, añadió.
La economista de la salud Anna Vassall, directora de la Unidad de Evaluación y Análisis Económico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y profesora de la Escuela de Londres de Higiene y Medicina Tropical, señaló que existe un “imperativo moral” de examinar la manera en que se asignan recursos en países de bajos ingresos, porque eso se traduce en millones de vidas que pueden ser salvadas. Y que la ETS ha funcionado como un “marco rector” para la priorización de tecnologías y otras intervenciones, por lo cual los cambios que hoy se abogan en buena medida ya se realizaron.
La Dra. Máirin Ryan, directora de ETS de la Autoridad de Información y Calidad en Salud (HIQA) de Irlanda, reivindicó el “lugar único” que ocupa la ETS dentro del sistema de salud. “La HTA es el ámbito donde evaluamos nuevas tecnologías e intervenciones. Lo hacemos de forma sistemática, transparente, consistente y sin sesgos. Intentamos asegurarnos, al menos, de que esté libre de otras influencias, como la conveniencia política, los objetivos políticos a corto plazo y los conflictos de intereses. Por ello, creo que es fundamental que mantengamos nuestra posición como evaluadores independientes de la mejor evidencia disponible. Porque esto es fundamental para mantener la confianza de los responsables de la toma de decisiones, pero también de los pacientes y del público en los resultados que obtenemos y en el papel clave que desempeñamos en el sistema de salud”, sostuvo.
Ryan añadió que, más allá del foco tradicional en la eficacia, la seguridad y la rentabilidad, hay margen para considerar con mayor profundidad otros ámbitos o dominios de la ETS. “Por ejemplo, los ámbitos organizacionales, que son realmente importantes para la implementación; el ámbito del paciente y el ámbito social, para identificar qué es lo más importante para los pacientes. Y también los ámbitos éticos, que son cruciales para identificar cómo podemos implementar intervenciones que maximicen la equidad y la dignidad”, enumeró.
Christoph Glaetzer, director de Valor y Acceso Global deJohnson & Johnson Innovative Medicine, en Estados Unidos, cuestionó que existan nuevas modalidades y opciones de tratamiento que se evalúan con algunas metodologías desarrolladas hace 30 años. “Necesitamos adaptarnos. Hay sistemas de ETS que valoran más una muerte temprana y predecible, en lugar de vivir más tiempo, pero quizás con incertidumbre sobre cuánto tiempo. Eso está mal. Eso debe cambiar. Todavía existen sistemas de atención médica que utilizan un umbral de hace 30 años [para sus ETS]. Eso debe actualizarse”, remarcó.