BOLETÍN N° 119
La Argentina está entre los tres países de América Latina y el Caribe que, en las últimas cuatro décadas, más lograron reducir los niveles de colesterol no-HDL, aunque no es tiempo para la complacencia.
Entre 1980 y 2018, Argentina se posicionó entre los tres países de América Latina y el Caribe que más lograron reducir los valores promedio del colesterol no-HDL, considerado uno de los principales factores de riesgo de enfermedad cardiovascular isquémica.
El dato se desprende de un estudio internacional liderado por el Imperial College de Londres (Reino Unido) que estimó la tendencia de los niveles de colesterol sanguíneo a partir de una revisión de 1.127 estudios de base poblacional sobre 102,6 millones de personas en 200 países. Cuatro investigadores del IECS firmamos el estudio como integrantes de la NCD Risk Factor Collaboration (NCD-RisC).
El trabajo, publicado en la revista “Nature”, constató que el “epicentro global” del colesterol no óptimo cambió durante el periodo de estudio. Los valores de colesterol total y no-HDL cayeron de manera brusca en países occidentales de altos ingresos, como los países nórdicos, Estados Unidos y Australia; mientras que, por el contrario, subieron en el este y sudeste asiático, lo que podría ser atribuible en parte a cambios en la alimentación.
América Latina y el Caribe se ubica en una posición intermedia. Pero, dentro de la región, los valores promedio del colesterol no-HDL en hombres de Argentina bajaron un 10,5%, de 152 a 136 mg/dL, un descenso cuya magnitud solo fue superada por Bermuda y Venezuela. En tanto, en mujeres, la caída fue del 15,4%: de 149 a 126 mg/dL. Y solo Bermuda fue más exitoso en la reducción de ese indicador en la región.
Es un hallazgo alentador, vamos por el buen camino. Pero no hay que relajarse, porque la enfermedad cardiovascular sigue siendo la primera causa de muerte en Argentina. Hay que seguir haciendo el esfuerzo de controlar esos valores fomentado tanto hábitos saludables como políticas públicas, como pueden ser la prohibición del contenido de grasas trans en alimentos o el acceso al tratamiento con estatinas u otros medicamentos.
También es necesario controlar otros factores de riesgo, como la hipertensión, el tabaquismo y el sedentarismo, que en el último caso también influye en los bajos niveles del colesterol HDL que son tan prevalentes en Argentina y el resto de la región.
Por Dr. Pablo Gulayin, doctor en medicina, investigador del Departamento de Investigación en Enfermedades Crónicas del IECS y autor del trabajo publicado en revista Nature.
Por Dra. Vilma Irazola, directora del Departamento de Investigación en Enfermedes Crónicas del IECS, subdirectora de la Maestría en Efectividad Clínica de la Facultad de Medicina de la UBA y autora del trabajo publicado en revista Nature.
Por Dra. Cristina Taddei, epidemióloga y miembro del grupo de Salud Global Ambiental del Imperial College de Londres.