Dos recientes notas periodísticas pusieron de relieve estudios y proyectos del IECS para dimensionar el consumo problemático de alcohol en Argentina y la región y la carga de enfermedad que produce, así como la caracterización de los aspectos económicos, jurídico-legales y epidemiológicos para impulsar una agenda pública orientada a frenar el consumo excesivo en nuestro país.
Una de ellas, publicada en la Agencia CTyS de la Universidad Nacional de La Matanza, puso el foco en la necesidad de conocer el problema para encontrar la solución. “En casi todos los países, incluida Argentina, los varones consumen más que las mujeres. Sin embargo, las mujeres tienen mayores daños a un determinado volumen de consumo, y lo mismo sucede con quienes habitan áreas de menores recursos, por lo que el consumo acrecienta las desigualdades existentes”, destacó el Dr. Ariel Bardach, investigador del Centro Cochrane Argentina y del Departamento de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Evaluaciones Económicas del IECS, quien también dirige el Centro de Investigaciones en Epidemiología y Salud Pública (CIESP) que funciona en la institución y depende también del CONICET.
El Dr. Bardach añadió que el consumo se inicia a edades cada vez más tempranas, que está más invisibilizado en mujeres y que la proporción del gasto relativo en bebidas alcohólicas (en relación con el gasto total del hogar) es mayor en los hogares más vulnerables.
La segunda nota, publicada en Perfil, se hace eco de investigaciones preliminares que sugieren que el consumo de alcohol se disparó durante la pandemia debido a factores como el aislamiento y la crisis económica.
“Con el aislamiento el tomar una mayor cantidad quedó facilitado porque consumir en casa es más barato que hacerlo en un bar o en un boliche. La pandemia y la cuarentena colaboraron para que el alcohol se volviera más accesible económica y culturalmente”, puntualizó el economista Alfredo Palacios, coordinador de Economía de la Salud del IECS.
En ambas notas, Bardach y Palacios recordaron que la Organización Mundial de la Salud promueve cinco tipos de acciones que están respaldadas en evidencia científica y probaron ser efectivas para contener el consumo problemático de alcohol y que se conoce como estrategia SAFER, por las siglas de las palabras en inglés Strengthen, Advance, Facilitate, Enforce, Raise. La misma consiste en fortalecer las restricciones, hacer cumplir en forma efectiva las medidas de control, ofrecer consejería y asesoramiento para tratar el problema, prohibir la publicidad y los patrocinios de esta industria, y elevar las tasas de los impuestos.