BOLETÍN N° 114
Una aplicación móvil para educación sexual integral fue desarrollada con la participación de adolescentes y mujeres jóvenes.
La Ley 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI) fue sancionada en octubre de 2006 para garantizar el derecho de niñas, niños y adolescentes a recibir educación sexual integral desde el nivel inicial de la educación hasta el superior en todo el territorio nacional, en establecimientos públicos y privados, religiosos y laicos. Sin embargo, solo 17 de las 24 provincias del país han adherido, en un país que registra tasas inaceptables de embarazo no intencional en la adolescencia (111.699 niñas y adolescentes cursaron en embarazo no intencional en 2015, lo cual refleja la tremenda deuda del Estado en materia de salud sexual). La implementación efectiva es desigual; son constatables la falta de creación de cargos docentes para estos fines, el escaso desarrollo de recursos didácticos oficiales y la inexistencia de capacitaciones en servicio para que educadores y educadoras puedan abordar la ESI de manera transversal y específica. Incluso los resultados de las pocas acciones que acontecen no han podido ser relevados porque no ha habido por parte del Estado un estudio de impacto.
Mientras tanto, y según datos oficiales, el 13,6% del total de nacimientos proviene de madres adolescentes. Se calcula que 7 de cada 10 embarazos en esa etapa de la vida no son buscados o planificados; y la violencia de género continúa creciendo de forma alarmante: en lo que va del año se estima que hubo un feminicidio cada 26 horas, mostrando un aumento con respecto al año pasado, que hubo uno cada 28 horas.
Para contribuir a fortalecer una educación sexual que no se limite a conceptos biológicos y función reproductiva, y que resulte accesible, oportuna y confiable, en 2017 obtuvimos una beca de Grand Challenges Canada para desarrollar una aplicación móvil que provea información gratuita y exhaustiva alineada con los contenidos de la ESI, y con perspectiva de género, de derechos y de discapacidades. Nos propusimos hacer foco en cuestiones como las diversidades corporales, la identidad de género y la violencia de género.
El proyecto fue tan desafiante como estimulante. En conjunto con la Cruz Roja Argentina y la Asociación Interdisciplinaria de Educación Sexual Integral, convocamos a adolescentes y mujeres jóvenes para que participaran del codiseño de la herramienta, una estrategia flexible conocida como “design thinking” o “pensamiento de diseño” que procura entender y responder a las necesidades reales de la población objetivo, sin preconceptos ni “bajadas de línea” desde un saber “experto”. En sucesivas etapas, fuimos desarrollando distintas versiones de la app de acuerdo al feedback obtenido con las participantes. El objetivo era que la aplicación, a la que bautizamos Descubrir, se pudiera descargar fácilmente, no requiriera de conectividad para acceder a sus contenidos, permitiera actualizaciones periódicas y aportara información y recursos para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva.
El proceso sigue en marcha, pero ya tenemos resultados preliminares alentadores. Este año llevamos a cabo un estudio piloto de factibilidad y aceptabilidad con lo que podríamos denominar la versión “final”. Y constatamos un aumento en el conocimiento y en la voluntad de la población objetivo de buscar atención en servicios de salud, lo que consideramos una tendencia promisoria que habilita la posibilidad de escalarlo a nivel nacional o regional.
Por supuesto, la app Descubrir no va a resolver por sí sola un escenario de múltiples facetas. Pero entendemos que representa un paso más en procura de garantizar el acceso a derechos humanos básicos, contribuyendo a la equidad de género y a una vida libre de violencia.
Por Dra. Malena Correa, máster en salud pública e investigadora del departamento de salud materno infantil del IECS.