BOLETÍN N° 112
La política de subsidios en los pacientes más vulnerables puede ser una herramienta valiosa para aumentar las tasas de éxito del tratamiento.
La tuberculosis es la infección que produce más muertes en el mundo. Y aunque hace décadas que existe un tratamiento antibiótico cuya eficacia supera el 90%, la medicación debe tomarse todos los días durante 6 meses y casi 2 de cada 10 pacientes abandona por distintas razones la terapia antes de cumplir ese plazo.
Un estudio que publicamos recientemente en la revista PLoS Medicine, sugiere que la implementación de una política de subsidios directos a los pacientes puede reducir a la mitad la probabilidad de abandonar la medicación antes de tiempo y aumenta casi un 30% la proporción de quienes completan el esquema, lo que se considera un indicador de cura.
El resultado tiene grandes implicancias de salud pública: muestra que el solo hecho de que el Estado se comprometa a garantizar una entrada mínima de dinero, por menor que sea, actúa como un poderoso incentivo para la adherencia al tratamiento antibiótico y modifica las conductas de los pacientes, quienes, como regla general, suelen pertenecer a los estratos más vulnerables de la sociedad.
El trabajo fue realizado sobre 941 pacientes con tuberculosis residentes en la provincia de Buenos Aires, una jurisdicción que concentra casi la mitad de los casos notificados cada año en Argentina y es la única en el país que cuenta con una ley reglamentada en 1991 (N° 10.436) que establece subsidios en esta enfermedad como “amparo socioeconómico” para personas vulnerables.
Los subsidios o programas de “transferencia condicional de dinero” son estrategias adoptadas en muchos países para incentivar que las personas que pertenecen a los sectores más vulnerables adopten y mantengan ciertas conductas, como enviar los chicos a la escuela, o hacer que concurran a un centro de salud. Si bien el beneficio del subsidio en pacientes con tuberculosis había sido reportado en un estudio previo realizado en la región V de la provincia de Bs. As., hasta ahora no se había evaluado su impacto como herramienta, controlando adecuadamente una gran variedad de factores individuales y del sistema de salud relacionados con los resultados del tratamiento de la tuberculosis.
En el estudio, comparamos la evolución de 377 pacientes registrados en el programa con 564 que no fueron registrados y los resultados son muy alentadores.
Esta ley es un ejemplo singular en el mundo ya que conforma una política de salud establecida desde el Estado, pero se estima que aún hoy, más de 25 años después de entrar en vigencia, apenas entre un 15 y un 30% de las personas eligibles son registradas en el programa, tanto por desconocimiento como por aspectos administrativos y burocráticos. La expansión de los programas de protección social puede tener un impacto sustancial en la carga global de la tuberculosis. A la luz de estos resultados, sería deseable simplificar al máximo posible el proceso de registro y ampliar el alcance a otras poblaciones en el resto del país y la región.
Del trabajo participaron otros investigadores del IECS: Karen Klein, Luz Gibbonsy María Paula Bernachea, Sarah Iribarren, de la Universidad de Washington, Estados Unidos, y la Dra. Cristina Chirico, en ese momento coordinadora del Programa de Control de la Tuberculosis de la V Región Sanitaria, del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.
Por Dr. Fernando Rubinstein, director de la Maestría en Efectividad Clínica de la Facultad de Medicina de la UBA y director del Departamento de Educación del IECS.