JULIO – AGOSTO 2022
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El lanzamiento del Observatorio Argentino de Seguridad del Paciente apunta a visibilizar, abordar y contribuir a la prevención de eventos adversos relacionados con un modelo de atención que tolera cuidados de la salud inseguros.
La seguridad del paciente es un problema aún no suficientemente visibilizado de salud pública, pese a que la noción de que existe un daño posible asociado a las prácticas médicas se remonta al principio hipocrático “primum non nocere” (“primero, no hacer daño”). De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los eventos adversos debidos a una atención poco segura hoy son probablemente una de las diez causas de muerte y discapacidad en el mundo, lo que incluye desde infecciones asociadas al cuidado de la salud (IACS) y eventos durante procedimiento quirúrgicos hasta incidentes relacionados a la medicación u otros durante el proceso diagnóstico y las internaciones prolongadas. En Argentina, se calcula que mueren por esta causa la misma cantidad de personas que lo hacen por accidentes de tránsito.
Para contribuir a cambiar esa realidad que no nos gusta y lograr que la sensibilidad y las acciones relacionadas con esta temática permeen el sistema de salud en todos los niveles, desde el Foro Colaborativo de Seguridad del Paciente, que integramos e impulsamos desde el IECS, hemos lanzado recientemente un Observatorio Argentino de Seguridad del Paciente. Su misión es facilitar el cambio cultural necesario para alcanzar una atención en salud segura, acercando conceptos claros sobre seguridad tanto para los diferentes actores del equipo de salud como para pacientes, familiares de pacientes y la sociedad en general, así como herramientas prácticas para su aplicación.
Los objetivos del Observatorio son variados. Entre otros, difundir evidencia actualizada e ideas sobre seguridad en salud; reconocer logros para incentivar la mejora; promover políticas públicas basadas en la evidencia; e identificar brechas de conocimiento que puedan ser resueltas a través de la investigación aplicada.
Si bien los usuarios, pacientes, familiares y comunidades son claramente las principales víctimas de la atención insegura, el problema también afecta a los profesionales de la salud y las instituciones. Es importante reconocer que el origen de la mayoría de estos eventos adversos radica en fallas sistémicas más que en conductas temerarias del personal sanitario o incumplimientos intencionales de la responsabilidad profesional. Por lo cual adoptar un enfoque punitivista que impute a los individuos en lugar de identificar y abordar las deficiencias de los procesos que propiciaron los eventos será poco eficiente para prevenirlos. El Dr. Lucian Leape, profesor de la Escuela de Salud Pública de Harvard, suele decir que “el mayor impedimento para la seguridad del paciente es que castigamos a las personas por cometer errores”.
Cada vez que hay un evento adverso, como hace la industria de aviación cuando hay un aterrizaje fuera de pista u otros incidentes, se debe reportar, estudiar y corregir. El proyecto de la llamada “Ley Nicolás” sobre seguridad del paciente, que a fines de julio ingresó para su tratamiento en la Cámara de Diputados y en cuya elaboración participamos como asesores, podría ser un paso adelante para transformar esta perspectiva que solía estar confinada a discusiones de especialistas en una política pública concreta que mejore la situación de todos los actores involucrados, incluyendo a quienes brindan y reciben atención.
Por el Dr. Ezequiel García Elorrio, director del Departamento de Calidad, Seguridad del Paciente y Gestión Clínica del IECS.