Aunque las mujeres embarazadas no se consideran hoy como un grupo de riesgo de COVID-19, todavía no se comprende bien el curso de la enfermedad y las potenciales complicaciones que puede acarrear la infección por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 en esa población y sus hijos, lo cual obliga a fortalecer la cooperación entre países para abordar las brechas en el conocimiento con relación a los posibles efectos.
En el contexto de esta pandemia, “las mujeres embarazadas y sus neonatos no deberían ser ignorados”, instaron los autores, liderados por el doctor Pierre Buekens, del Departamento de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad Tulane, en Nueva Orleans, Estados Unidos.
Por un lado, notaron los investigadores, los pocos estudios publicados hasta ahora parecen reafirmar la idea de que las mujeres
embarazadas con COVID-19 no tendrían mayor riesgo de complicaciones severas o desenlaces reproductivos adversos, aunque el número de casos evaluado es muy pequeño como para descartar riesgos infrecuentes asociados. También hay reportes contradictorios y no concluyentes sobre la posibilidad de transmisión vertical (de la madre al feto o al recién nacido durante el parto).
Por el otro, las medidas adoptadas para combatir la pandemia, como el distanciamiento social, la restricción de viajes y los cierres de fronteras, pueden producir consecuencias no deseadas en las mujeres embarazadas: violencia doméstica y de género; reducción de las consultas preventiva (cuidado prenatal); incremento de la depresión posparto y de otras condiciones psiquiátricas, entre otras.
Para acceder a este material del Lancet ir a: https://www.thelancet.com/journals/langlo/article/PIIS2214-109X(20)30206-0/fulltext