GACETILLA – Noviembre 2025
Un equipo de investigación del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) logró establecer un marco de referencia objetivo para 182 países que permite anticipar la magnitud del impacto de la introducción de un nuevo medicamento, vacuna, prueba diagnóstica, dispositivo biomédico u otra tecnología o intervención sobre los recursos disponibles del sistema sanitario. “Ilumina algo donde antes había oscuridad y ayuda a prepararse”, aseguró el primer autor, Dr. Andrés Pichon Riviere, director general del IECS.
Los sistemas de salud de los países se enfrentan a menudo a numerosos dilemas de implementación y cobertura. Por ejemplo, ¿se puede añadir al calendario una nueva vacuna contra el neumococo? ¿se puede implementar un programa de rastreo o tamizaje de cáncer colorrectal? ¿se puede incorporar al plan de beneficios un nuevo fármaco contra el cáncer? ¿se puede cubrir un moderno método diagnóstico o el tratamiento de una enfermedad muy rara?
Para ayudar a tomar la decisión de una forma transparente y alistar los fondos y la planificación correspondiente que se requiere, un equipo de investigación del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), institución afiliada a la Facultad de Medicina de la UBA y Centro Colaborador de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), realizó una revisión de los criterios usados en distintos países para dimensionar el impacto de la incorporación de una nueva tecnología sobre sus presupuestos en salud y propuso una fórmula aplicable a 182 países que establece cuatro categorías de dicho impacto: “bajo”, “moderado”, “alto” y “muy alto”. El trabajo acaba de ser publicado en la revista The Lancet-Global Health.
“La fórmula pone luz en un lugar donde había oscuridad, establece un parámetro o punto de referencia. Pero los sistemas de salud en los distintos países no deberían aplicarla para definir si se cubre o incorpora una nueva tecnología, sino para optimizar la preparación respecto de cómo hacerlo
de forma equitativa, sin generar más daño por prestaciones básicas que podrían dejar de ofrecerse por falta de recursos”, explicó el Dr. Andrés Pichon Riviere, magíster en epidemiología de la Universidad de Harvard, director general del IECS y profesor titular de Salud Pública en la Facultad de Medicina de la UBA.
“La principal fortaleza del documento reside en brindar a los responsables de la toma de decisiones orientación para establecer umbrales de impacto presupuestario, en ausencia de una metodología transparente para ello”, destacó por su parte uno de los coautores, Dr. Mike Drummond, profesor
emérito del Centro de Economía de la Salud de la Universidad de York, en Reino Unido.
Para el estudio, el Dr. Pichon Riviere y colegas identificaron 11 países en el mundo (sobre todo, del hemisferio norte) que han definido distintos mecanismos para fijar sus umbrales de impacto presupuestario. Para llegar a una fórmula aplicable a nivel global, el equipo de investigación buscó relacionar el impacto de la introducción de una nueva tecnología con el costo incremental que representaría en función del gasto en salud per cápita de cada país. A partir de allí, estableció las cuatro categorías de impacto (“bajo”, “moderado”, “alto” y “muy alto”) y qué significa eso en números concretos para 182 países a partir de datos de fácil acceso.
Por otra parte, el equipo comprobó que cuando una innovación supera los umbrales de impacto presupuestario más elevados (“alto” o “muy alto”), los países que los definen tienden a tomar decisiones más restrictivas respecto de su introducción, como, por ejemplo, priorizar la nueva tecnología para subgrupos de pacientes o negociar el costo con fabricantes. “El nivel del umbral suele estar relacionado con la función que cumple”, sintetizó el Dr. Drummond. Niveles más altos no suelen ser meramente informativos, sino que conducen a la ejecución de medidas concretas.
Según el Dr. Pichon Riviere, el mayor valor de la herramienta es que propicia una mejor preparación de los sistemas de salud para cubrir los costos de la nueva tecnología. “Es como una familia que tiene que afrontar un gasto grande. No es lo mismo que te lo digan de la noche a la mañana que si te avisan
con tiempo para que puedas ahorrar, solicitar un préstamo o pedirle a un amigo. Uno se puede ordenar”, ejemplificó.
En 2023, el grupo de IECS había publicado en The Lancet-Global Health una novedosa ecuación global que permite calcular el “umbral de costo-efectividad” o límite que las tecnologías no deben superar para que valga la pena incorporarlas al sistema de salud. Esa herramienta fue tomada como
insumo por países como Brasil y por sociedades o grupos médicos como el American College of Cardiology (ACC) y la American Heart Association (AHA) para guías de práctica clínica en Estados Unidos y The Lancet Haematology Commissions en recomendaciones para prevenir la anemia en 151
países.
ACERCA DEL IECS:
El IECS es una institución académica independiente que se dedica a investigación, educación y cooperación técnica en salud. Fundada en 2002, es una institución afiliada a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que es sede de una unidad ejecutora del CONICET, un centro Colaborador de la OMS y un Centro Cochrane.
La misión del IECS es “contribuir a mejorar la salud global, generando y promoviendo la aplicación de la mejor evidencia científica”.
En 2018 el IECS fue distinguido por la OMS por su labor contra la pandemia de tabaco en Latinoamérica. Ver aquí
Ver video institucional aquí. Visitar web institucional en: www.iecs.org.ar
CONTACTO DE PRENSA IECS: Lic. Elizabeth Maier, emaier@iecs.org.ar


